martes, 16 de noviembre de 2010

Yo seguiré mirando al cielo

No tengo nada sobre lo que escribir, pero me apetece hacerlo y publicar una nueva entrada. Sin embargo, ¿Sobre qué tema?
Quizás pueda empezar contando un poco mi semana que, ciertamente, no ha empezado muy bien que digamos... Y eso que los Lunes son mi día favorito de la semana, pero éste no quería que llegara. Por primera vez en mucho tiempo (tanto que ni recuerdo cuando fue la última vez) deseé que el Domingo no terminara... pero no se puede parar el reloj. Lo intenté, me concentré mucho tipo Sheldon Cooper, pero nada, no lo logré.

Este fin de semana ha sido diferente a todos los demás fines de semana. Pasar un día y medio (a mi me gusta decir dos días) al margen del mundo, entre un paréntesis, no es algo que se haga muy a menudo pero sí ha sido algo que me ha catapultado al margen de mi realidad, la cual me pedía a gritos que la abandonara durante un tiempo corto. Y así lo hice.

Un fin de semana lleno de gente nueva, diferente, aire fresco... y cargado de sensaciones, sentimientos. He podido reír a carcajadas y compensar todo el tiempo que llevaba sin hacerlo de esa manera. He sentido cariño, amistad, ganas de abrazar y me he sentido abrazada y querida. He sido declarada la musa de un peculiar grupo político (por llamarlo de alguna manera). He cantado Asturias Patria Querida rodeada de paisanos en Leganés, muy lejos de donde siempre se ha dado esa situación anteriormente.

Ha excaseado el tabaco, todos y todas hemos tenido que ser solidarios y solidarias. Aprendí a jugar al pimpón, con mi particular estilo de realizar todas las actividades físicas y con algún que otro golpe, pero aprendí y es lo que cuenta. Incluso llegué a convertirme en la portavoz de una casa okupa que tenía que conseguir que no la derribaran.
Ha habido tiempo también para el tonteo, las miradas, las cosquillas... Dio tiempo a que me emocionara escuchando un discurso político, de llenarme de ilusión y de esperanza. Porque si algo tengo claro es que hay un camino, que es diferente, que es rojo y que se llama Izquierda Unida. Que por él puedes caminar descalza y aunque algunas veces te claves piedras en los pies merece la pena seguir ese sendero que me (nos) va a llevar a cambiar la realidad.
Que los paréntesis no sean sólo (con tilde) fines de semana, que el trabajo no se haga intenso durante dos días. Que los paréntesis dejen de serlo y se conviertan en nuestra realidad política.
Podemos y lo haremos. Aunque cueste.

Releyendo lo que acabo de escribir, me sobran ahora las palabras para explicar por qué mi semana no ha empezado bien. Para mí aún es Domingo por la noche.

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